domingo, 7 de mayo de 2017

Sentimientos encontrados...

Tremenda Ciudad ésta que me genera sentimientos encontrados…
Entrada publicada en mi facebook el 23 de abril de 2016

Por mucho que en ocasiones reniegue de esta ciudad (mi Cáceres natal...), confieso que hay momentos en los que disfruto enormemente de las situaciones esperpénticas que pueden vivirse en sus horas tranquilas y lugares autóctonos.

Sí, reconozco que me encanta acudir sola a lugares “mangurrinos” en los que, de alguna manera, fuerzo que estas situaciones se produzcan…se trata de lugares en los que bajo considerablemente la media de edad (para quien tenga curiosidad, 36 son las primaveras que hasta hoy he vivido). Sí, me gusta acudir a este tipo de bares, cafeterías en sus “horas silenciosas” en las que, es posible convertirse en espectadora de grandes historias pequeñas que se me antojan divertidísimas.

Y es que, por ejemplo, no tiene desperdicio observar a una abuela sentada en la barra tomando una caña antes del mediodía, ahora eso sí, tras haber visitado a primera hora del día, para no hacer cola, a nuestra santísima matrona, la mismísima “Nuestra Señora de la Montañas”, uuuy…qué digo…”nuestra señora del Cerro de Cacris”. Y es que, señoras, señores, no se olviden, este año “ya han bajado a la virgen” ¡! Afortunadamente, esta señora no tuvo subir a verla hasta el cerro, bastante ha debido tener hoy con lograr alcanzar la cima de tremendo taburete del que le cuelgan los pies y no por unos centímetros precisamente. 

La clientela fija de esta tasca se despide con un “hasta mañana” y hasta la misma hora, claro, incluso estoy segura de que hasta le reservarán el taburete…

Confieso también que mientras me hago la interesante leyendo el periódico y sus sugestivas noticias de la ciudad, en realidad espío a quienes dedican sus matinales horas a debatir sobre si su día será muy duro por el hecho de tener que cargar con 2 paraguas hasta casa (y sin que haya llovido, oigaaa), o si el rey de este soberano país tiene ya demasiadas entradas “con lo joven que es”. Qué divertido también reconocer sus temores más profundos: hoy no habrá más tubos “que no es cuestión de ir oliendo a cerveza por la calle…”, claro que sí señoras, PAREEEN, qué va a pensar la virgencitaaaa?.

Más allá de ironías y sarcasmos, por un lado también envidio a la gente que va viviendo feliz su cotidianidad, sin grandes pretensiones, sin grandes complicaciones, y, disfrutando de los momentos que les regala el tiempo, la ciudad y el gustito de ese tubo de cristal…

Agradable desayuno de sábado que, hoy, Día del Libro, de la Rosa, y de nuestro honorífico Jorge, me hizo salir un poquito de mí y me regaló pequeñas historias de gente sencilla. Quién sabe, quizás algún día aparezcan en algún librillo escrito por mí. Eso sí, si llegara ese día, recordadme que me niegue a la posibilidad de que ninguno de sus ejemplares se ubique en la biblioteca de esta ciudad que promueve la lectura y la cultura cerrando sus puertas un día como hoy.
Demetrio y sus zapatos

Si te abstraes del turismo y sus exigencias de visitar y conocer más y más lugares, si te apartas de las principales calles y plazas de la ciudad, si simplemente te dedicas a caminar y charlar con la gente sencilla, Cusco, el llamado "ombligo del mundo", te descubre lindas historias pequeñas como la de Demetrio y sus zapatos.
Demetrio, joven cusqueño que hace 5 meses tuvo que cambiar su destino... La municipalidad de Lima, robó, sin mucha explicación su proyecto laboral allá, cerrando el local en el que ejerció durante 15 años actividades de diseño para ganarse el pan. Él, decidió entonces regresar desde la capital a su ciudad natal porque, además, según dice su "pata" Álex, "él echaba de menos sus cerritos".
Hoy, Demetrio, acude caminando al pequeño local donde practica con rapidez,diligencia y alegre sonrisa, el tradicional oficio de "renovador de calzado"...
Demetrio dice encontrarse feliz y afirma que se quedará en Cusco. Acá, ha recuperado sus cerros pero también, según parece, antiguas amistades y 4 horas diarias de lindos sueños, 4 horas de descanso, de paz..o, sencillamente, de lo que él desee.Cuatro horas que Lima le arrebató cada día durante 15 años por estar obligado a trasladarse para trabajar desde San Juan de Lurigancho (su lugar de residencia en la capital) hasta la Avenida Abancay,en Lima centro.
Resiliencia y valentía de este joven, cuyas manos hoy apoyan el caminar e incluso la economía de la gente de Cusco, gracias a este oficio en peligro de extinción allá por tierras europeas...
Gracias Demetrio por compartirnos tu historia! Siento no tener una fotografía tuya...espero aprender a reaccionar con más rapidez a los instintos y cosas bonitas..te llevo en mi recuerdo de este super viaje!