martes, 31 de agosto de 2010

La chola Josefa


Mi queridísima abuela materna se llamaba Marina pero de cara a la galería era La señora Josefa (sí, cosas que pasan)…Qué curioso…tanto tiempo escribiendo sobre mujeres ejemplares y jamás escribí sobre mi “Chefi”…hace varios años ya que tuvo que irse, que nos tuvo que decir adiós para descansar, pero aún pienso mucho en ella. La veo en cada gesto bondadoso de otras personas, cuando alguien me transmite ternura, en la paciencia y en los cantos populares, en muchas miradas tranquilas, en cálidos silencios que se viven largos y apetecibles…pero también la veo en la resignación de muchas mujeres, a las que como a ella, les tocó vivir una vida dura, donde sus propias vidas son las que menor valor tienen, donde lo que les acontece a sus hijos, sus hijas y sus maridos vale muchísimo más que sus propias experiencias; donde ellas, como personas y como mujeres, parecieron no existir, aunque hayan sido el sustento familiar, el nexo de unión de cada hogar.

Con un proyecto de vida personal que en realidad era el de otras personas, mi abuela vivió feliz hasta el final de sus días…Ella, apenas contó con pertenencias o bienes propios, pero aún así, ni puede imaginarse el legado que nos dejó…todo lo que nos enseñó…y, en este caso, me atrevo a hablar en plural.

La chola Josefa, es peruana y, cuando la conocí, sentí que era más joven que el último recuerdo que tengo de mi abuela, sin embargo, me trasladó hasta ella como cada viejita con cara bondadosa y llena de arruguitas con quien me cruzo, pero también por sus tranquilos movimientos y su paciencia al desenredada una madeja de lana, mientras estaba sentada en el suelo, así como la veis, en la tienda en la que trabaja, en el barrio de San Blas, en Cuzco lindo.

Los relatos que me regaló sobre su vida, orgullosa de sí misma, feliz por haber llegado hasta donde hoy se encuentra, y que me contó de manera inesperada y sin esperar nada a cambio, hicieron que mi primer día en solitario en Cusco fuera inolvidable.

A diferencia de mi abuela, la chola Josefa, es una mujer que ha logrado crear su propio proyecto de vida, ella es una “Ahuay yachacc Warmi” (Mujer artesana), -según me escribió ella misma en un papelito- . Es vecina de Chinchero, población cercana a Cuzco, y desde hace 7 años forma parte de una cooperativa de mujeres que se creó con la ayuda de un señor …que no supo explicarme muy bien quién era…”Gracias a él nos enseñaron a tejer, a utilizar la lana, a teñir”. Me contó que habían tenido dificultades, que son una cooperativa de 20 mujeres pero que no todas las mujeres habían participado siempre en el proyecto porque no creían en él…son las mismas dificultades que ya ví y escuché en otros lugares, como en Senegal, o incluso en España…pero también el mismo sentimiento de orgullo por haber creado un espacio propio en sus vidas, una forma de conseguir recursos económicos de forma autónoma, y sentirse, según sus propias palabras, en una posición igualitaria a la de sus maridos. “Antes”, me contaba, “había mucho machismo, ahora ven que nosotras también aportamos a las familias…” Cuanto trasfondo tiene esto…pero qué feliz se siente Josefa de ir cada día a la tienda que abrieron hace dos años, (¡por fin! )en la que se venden piezas hechas a mano de cada mamá de Chinchero a un precio que ellas mismas deciden en función de las horas de trabajo y materiales requeridos…Qué orgullosa cuando cuenta que ella es la encargada de atender la tienda y que le encanta su trabajo, que también le gusta tener tiempo el fin de semana para hacer sus mantas, sus chelinas…y que al final de cada semana hacen el reparto de los fondos recaudados…

Ahora que pienso en esta cholita entrañable mientras os escribo, descubro que callejear sola por Cusco me enseñó muchas más cosas de las que creí, e incluso el silencio, me ayudó a dejar de escucharme solo a mí misma. Pero además sentí cuánta razón hay en aquello que alguien muy especial me dijo hace poco de que, “en el fondo, la vida de las personas, se parece en todos los lugares, todas buscamos lo mismo”…

Desde Cáceres, ahora que finalizó esta experiencia peruana, os seguiré escribiendo mis reflexiones… Me gusta esto de que este blog no tenga ni orden ni concierto…sólo pensamientos libres….¿alguien se anima a compartir?.